En uno de sus valles recorrido por el río Iregua, está el Camero Nuevo, tierra de bosques, pastizales, cumbres y pequeños valles, donde se sitúan 13 pueblos con historia, tradiciones y leyendas, que siglos atrás se agruparon bajo la denominación de Hermandad de las 13 Villas.
Edificio de mampostería y sillarejo de los siglos XVI y XVII, al que se accede mediante un atrio cerrado por dos bellas rejas de forja procedentes de la antigua Ermita del Cristo. Su interior, de una sola nave, se adorna con un retablo mayor barroco en el que aparece su titular.
Cuenta con otros dos retablos interesantes, fruto de las donaciones de los personajes ilustres del pueblo que hicieron fortuna en la Corte: el retablo de San Juan Nepomuceno, con una excelente talla y coronado de una pintura de la Divina Pastora, muy adecuada a la actividad ganadera del lugar de la que es patrona; y el dedicado a San Jerónimo Penitente.
Otras obras destacables son: el órgano (de comienzos del siglo XVIII) que cuenta con una magnífica decoración y que tras su restauración, permite realizar interesantes conciertos en la parroquia; y el coro.